martes, 1 de diciembre de 2009

Juan Pablo II y la Defensa de la Vida Humana


Karol Wojtyla, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978 ha sido un infatigable defensor de la vida humana.
En su Encíclica Evangelium Vitae el Papa hace referencias específicas y conmovedoras sobre cómo debemos recibir a Cristo en ciertas situaciones y nos dice “Fui niño abandonado y fuisteis para mi una familia; fui niño todavía no nacido y me acogisteis permitiéndome nacer; fui niño huérfano y me habeis adoptado y educado como a un hijo vuestro... Ayudasteis a las madres que dudaban o que estaban sometidas a fuertes presiones, para que aceptaran a su hijo no nacido y le dieron la posibilidad de nacer...” (número 22)
En la mima encíclica nos advierte de las situaciones cuando el Señor puede decirnos: “No me habéis recibido”, identificándose con los seres humanos abandonados y especialmente con el niño concebido y que es rechazado. Este juicio “implica también a instituciones sociales, gobiernos y organizaciones internacionales” y también con misericordia aboga por el perdón y sanación de las mujeres que han abortado. (número 22)
El Papa Juan Pablo II en la defensa de la Vida y la Familia, se ha constituido nada menos que en defensor del hombre, instándole a reconocer su vocación a la verdad y al amor. El Santo Padre no ha temido ser signo de contradicción al convocarnos a trabajar en defensa de la vida ante el avance de lo que el mismo ha llamado cultura de la muerte.

Madre Teresa de Calcuta y el Aborto


La madre Teresa de Calcuta es uno de los seres humanos más elevados de nuestro tiempo. Esta religiosa católica de origen albanés y nacionalizada india es la fundadora de la Congregación Hijas de la Caridad y por su trabajo en favor de los más pobres entre los pobres en 1979 se le otorga el Premio Nobel de la Paz
La Madre Teresa falleció en 1997 y fue beatificada en Octubre del año 2003. Durante toda su vida rechazó el aborto y no temió en alzar su voz para defender a los niños no nacidos.
Ella misma señalaba “El aborto es el mayor destructor de la paz hoy, porque consiste en una guerra contra el niño, el homicidio directo de un niño inocente. Y si aceptamos que una madre mate a su propio hijo, ¿Cómo podremos decirle a otras personas que no se maten unas a otras?
La Madre Teresa nunca vaciló en hablar públicamente en defensa de los pequeños inocentes, en favor de la causa de la vida y en contra de la cultura de la muerte ante presidentes, políticos y profesores, como ante jóvenes y viejos, ante católicos y no católicos, la Madre no tuvo miedo a proclamar su compromiso con la vida de los niños por nacer y por el alma de sus padres, lo que la llevó a decirle al mundo: “Si no quieren a ese bebé, dénmelo a mi y nosotras lo cuidaremos y amaremos”.